Historia de los Costos ABC

La historia de los costos ABC se fundamenta en la etapa en que para las organizaciones se hizo importante el conocer los costos de los productos. Esto fue a principios del siglo XIX. A partir de 1920, posterior a la primera guerra mundial, en Estados Unidos y en Europa inicia una época de creación de muchas empresas con muchos nuevos productos, cada vez más complejos y sofisticados. La industria en esa época buscaba conocer con precisión los costos de esos nuevos productos. Ahí se empezaban a hacer evidentes las limitaciones de la contabilidad tradicional en la asignación de costos. Igualmente, no existía ningún sistema que pudiera soportar los cálculos que debían hacerse para ganar precisión en los costos.

El CAM-I (Antes Consorptium of Advanced Manufacturing Internationa y ahora Consorptium of Advanced Management Internacional) en 1985 inicia la creación de un «Task Force» para enfocarse a los problemas de costeo que ya enfrentaban sus empresas integrantes. Es en 1986 cuando el CAM-I lanza el libro de recomendaciones para costos, titulado “Cost Management in Today’s Advanced Manufacturing Environment: The CAM-I Conceptual».

En continuidad del «Task Force», el CAM-I lanza el programa “Cost Management System”. Fue el primer paso que dio continuidad de los Costos ABC al ABM.

La historia de los costos ABC en realidad se consolida cuando, a principios de los 90’s, el trabajo de CAM-I estaba siendo altamente reconocido. En 1992 inicia el concepto de Costos ABC y de ABM que denota el uso de información de costos de las actividades para administrar y tomar decisiones. Es entonces cuando se inicia el desarrollo de software para soportar el análisis de actividades, lo que apoyó aún más el rápido crecimiento de la metodología de los Costos ABC

Más adelante los primeros investigadores del «management» se convierten en promotores de los Costos ABC, entre ellos Robin Cooper y Robert Kaplan.

El costeo tradicional, asigna los costos indirectos utilizando el prorrateo por volumen. Los Costos ABC identifican con presición a qué actividades deben ser asignados, lo que hace un costeo preciso de los productos o servicios.